El alminar de la antigua mezquita de Árchez, es una joya arquitectónica almohade del siglo XIV que se levanta 15 metros de altura sobre una planta cuadrada de 3.64 metros con un pilar central de más de 1,07 metros en torno al que se dispone la escalera que se cubre con una bóveda de medio cañón. En el exterior del alminar podemos observar una decoración de figuras geométricas, entre las que distinguimos rombos de líneas curvas entrelazadas entre sí y recortadas sobre el ladrillo (panel de sebka). Conserva la policromía en tonos rojizos que ocupan el frente de las cuatro fachadas, con esquinas lisas.
Por encima de este cuerpo hay una franja de azulejos formando rombos y, sobre ésta, otro tramo más pequeño ocupado por arcos de herradura entrelazados, que también conservan policromía. En la parte superior aparece un tramo de campanario recrecido sobre el alminar, con dos campanas. Este tramo está acabado con enfoscado y pintado en color ocre.
El alminar ha sido restaurado y declarado monumento histórico-artístico de carácter nacional por Real Decreto de 20 de abril de 1979, y diez años después, en 1989 fue totalmente restaurado. La iglesia a la que sirve de campanario es una mezquita rehabilitada para el culto cristiano. Los alminares de Árchez y Salares, pertenecen a restos de las mezquitas que hubo en estos dos pueblos, situados en el valle del
Algarrobo y tienen gran valor histórico y artístico. Son de gran analogía por su trazado, dimensiones y decoración, y constituyen una muestra del arte almohade que tanta significación tuvo en Andalucía por los siglos XIII y XIV.
Las obras que se han realizado son las de limpieza y mantenimiento de la cubierta, mediante las labores de desmontaje de la cubierta de teja cerámica existente, reparación del entablado de madera existente, tratamiento de la madera para su protección de la humedad y otros agentes. Además, se ha pintado en blanco el cuerpo del campanario.
Durante la obras fué reforzado el alero de la cubierta mediante la utilización de armadura de fibra de vidrio, en vez de las armaduras de acero normalmente utilizadas a fin de evitar futuros deterioros provocados por la oxidación del metal.
Las obras también han servido para la limpieza del campanario y su protección a fin de que los visitantes al municipio puedan disfrutar de su contemplación así como tocar la lagartija/salmanquesa de la campana mayor como marca la leyenda.